viernes, 29 de noviembre de 2019

Cirrosis

Cirrosis
Cirrosis

Enfermedad hepática. La cirrosis es la cicatrización del hígado que ocurre debido a la enfermedad hepática crónica. El tejido cicatricial bloquea el flujo sanguíneo y biliar a través del hígado e impide que funcione como debería.

Como el órgano interno más grande del cuerpo, el hígado realiza muchas tareas vitales. Por ejemplo, elimina o neutraliza toxinas, como venenos, gérmenes y bacterias, en la sangre y controla la infección. El hígado produce proteínas que regulan la coagulación de la sangre. También produce bilis que ayuda a su cuerpo a absorber las grasas y las vitaminas solubles en grasa que necesita para mantenerse saludable.

No se puede deshacer el daño de la cirrosis, pero progresa lentamente. Por lo tanto, el tratamiento temprano puede ayudar a prevenir más daño. A medida que la función hepática empeora, usted puede experimentar fatiga, pérdida de peso, hinchazón en las piernas y el abdomen e ictericia. Si la enfermedad es lo suficientemente grave, puede ser mortal.

Las causas más comunes de cirrosis en los Estados Unidos son:

  • Consumo excesivo de alcohol
  • Infección crónica con el virus de la hepatitis C
  • Esteatohepatitis no alcohólica (EHNA)

Signos y síntomas

Los síntomas de la cirrosis pueden variar desde la ausencia de síntomas hasta la insuficiencia hepática completa. Los síntomas más comunes incluyen:

  • Fatiga y debilidad
  • Pérdida de apetito, pérdida de peso y náuseas
  • Vasos sanguíneos pequeños, rojos y en forma de araña debajo de la piel
  • Coloración amarillenta de la piel y los ojos o ictericia
  • Enrojecimiento de las palmas de las manos (Eritema palmar)
  • Hinchazón del abdomen causada por retención de líquidos (ascitis)
  • Hinchazón de las piernas, los pies y la espalda causada por la acumulación de líquido (edema)
  • Comezón en todo el cuerpo (prurito)
  • Confusión mental causada por la acumulación de toxinas en la sangre
  • Vómito con sangre de venas agrandadas en el esófago debido a la hipertensión portal

Causas de la Cirrosis

La causa más común de enfermedad hepática es el abuso de alcohol. Beber demasiado alcohol regularmente casi siempre causa daño hepático, aunque no siempre es una cirrosis. Beber de 1 litro cerveza, de un cuarto de licor o de un litro de vino todos los días durante 10 a 15 años o más aumenta enormemente sus probabilidades de desarrollar cirrosis. Cuánto alcohol bebe, con qué frecuencia y durante cuántos años es más importante que el tipo de alcohol que bebe.

Otras causas de cirrosis incluyen:

  • Infección crónica por hepatitis B o hepatitis C
  • Enfermedades hereditarias, como la fibrosis quística
  • Inflamación autoinmunitaria del hígado, cuando el propio sistema inmunitario del cuerpo ataca al hígado
  • Obstrucción de las vías biliares
  • Esteatohepatitis no alcohólica (EHNA), donde la inflamación y los depósitos de grasa se acumulan en el hígado y hacen que se forme tejido cicatricial.
  • Trastornos metabólicos de hierro (hemocromatosis) y Cobre (enfermedad de Wilson)
  • Medicamentos o exposición a sustancias tóxicas

Factores de riesgo

Las mujeres pueden desarrollar enfermedad hepática aunque beban menos que los hombres. Tener sobrepeso también puede aumentar sus probabilidades de desarrollar enfermedad hepática alcohólica debido a los depósitos de grasa en el hígado. Otros factores de riesgo incluyen:

  • Edad
  • Enfermedades hereditarias, como la hemocromatosis y la enfermedad de Wilson
  • Ciertas afecciones médicas, como el VIH
  • Infección crónica por hepatitis B o C
  • Género masculino
  • Obesidad

Diagnóstico

El médico elaborará una historia clínica detallada para determinar la causa de la enfermedad hepática y para ver si los síntomas pueden estar relacionados con otra cosa. Luego, el médico lo examinará de cerca en busca de signos de enfermedad hepática, incluyendo coloración amarillenta (ictericia) de los ojos y la piel, vasos sanguíneos como arañas rojas justo debajo de la superficie de la piel y enrojecimiento de las palmas de las manos.

El médico presionará sobre el abdomen para palpar el tamaño del hígado. En las primeras etapas de la enfermedad hepática, el hígado puede estar agrandado y firme, pero se encoge a medida que se forma el tejido cicatricial.

El médico puede ordenar otros exámenes, como exámenes de sangre para buscar ciertas enzimas hepáticas, una prueba de bilirrubina, una ecografía, una tomografía computarizada, una resonancia magnética o una biopsia hepática.

Prevención

Tome alcohol sólo con moderación.

Tome precauciones para evitar contraer hepatitis B y C, como tener cuidado si está expuesto a sangre o productos sanguíneos, practicar sexo seguro y recibir la vacuna contra la hepatitis B.

Visite a su médico regularmente si tiene hepatitis crónica.

Tratamiento

La cirrosis no se puede curar. Pero puedes frenar la progresión. El tratamiento depende de la causa subyacente. El médico también tratará las complicaciones. En algunos casos, se puede necesitar un trasplante de hígado.

Estilo de vida

Si usted tiene cirrosis por cualquier causa, es vital que no beba alcohol para prevenir más daño al hígado. Si su cirrosis es causada por el Alcoholismo, su médico puede sugerir a Alcohólicos Anónimos (AA) como un buen lugar para comenzar su rehabilitación.

También deberá dejar de tomar medicamentos que puedan causar daño hepático. Por ejemplo, el acetaminofeno (Tylenol) puede causar daño hepático si usted toma grandes dosis o si bebe alcohol regularmente y toma acetaminofeno. Los medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE), como el naproxeno o Aleve, y el ibuprofeno, Motrin o Advil, también pueden dañar el hígado, al igual que algunas hierbas y suplementos. Si usted tiene enfermedad hepática, NO tome ningún medicamento, hierbas o suplementos de venta libre sin consultar primero con el médico.

Es posible que necesite hacer cambios en su dieta para tratar las complicaciones de la cirrosis, como reducir la ingesta de sal.

Medicamentos

Los medicamentos pueden tratar complicaciones, como sangrado de las venas, infecciones en el líquido acumulado en el abdomen y daño al cerebro (encefalopatía) causado por toxinas que circulan en la sangre.

  • Medicamentos para la presión arterial (betabloqueadores). Para ayudar a reducir la presión arterial en la vena porta (hipertensión portal), que lleva sangre al hígado desde el intestino. Los betabloqueantes incluyen propranolol (Inderal) y nadolol (Corgard).
  • Sandostatin. Puede administrarse para detener el sangrado de los vasos sanguíneos en el esófago o el estómago, haciendo que los vasos sanguíneos se estrechen.
  • Diuréticos (píldoras de agua). Para ayudar a reducir la cantidad de líquido en su abdomen o piernas. Los diuréticos incluyen espironolactona (Aldactone) y furosemida (Lasix).
  • Lactulosa. Se administra para el daño cerebral y del sistema nervioso causado por una acumulación de amoníaco en la sangre (encefalopatía hepática). Un hígado dañado puede no ser capaz de limpiar la sangre de amoníaco. La lactulosa, un azúcar sintético, puede ayudar a evitar que sus intestinos produzcan amoníaco.
  • Antibióticos. Se administra para reducir las tasas de infección, minimizar el sangrado y mejorar la supervivencia.

Cirugía y otros procedimientos

Usted puede necesitar una biopsia de hígado para determinar la causa de la cirrosis y para verificar qué tanto daño hepático ha ocurrido. Generalmente, una biopsia hepática implica insertar una aguja a través de la pared abdominal hasta el hígado para obtener muestras de tejido.

La cirugía puede ser necesaria para detener y prevenir ciertas complicaciones de la cirrosis:

  • Procedimientos endoscópicos para detener el sangrado de los vasos sanguíneos en el esófago
  • Colocación de una derivación para redirigir la sangre del hígado, para disminuir la hipertensión portal
  • Drenaje de líquido del abdomen (paracentesis)
  • Trasplante de hígado

Nutrición y suplementos dietéticos

La desnutrición es a menudo un problema para las personas con cirrosis. Una de las funciones importantes del hígado es ayudar a convertir los alimentos en energía almacenada, así como a eliminar las toxinas del cuerpo. Por estas razones, comer una dieta saludable es una parte importante del tratamiento de la cirrosis. Usted debe estar consumiendo una dieta bien balanceada con muchas frutas, verduras y granos enteros. Su médico también puede hablar con usted acerca del equilibrio proteínico apropiado y de la limitación de la ingesta de líquidos y sal.

Restricciones dietéticas

Proteína

Las proteínas alimentarias de alta calidad pueden ser particularmente importantes para usted si tiene acumulación de líquido en el abdomen o hinchazón de los pies, las piernas o la espalda. La proteína también ayuda a reparar la masa muscular. Pero demasiadas proteínas pueden elevar los niveles de amoníaco y desencadenar la encefalopatía hepática. En general, su médico necesita determinar cuánta proteína es adecuada para usted.

Sodio (sal)

Si usted tiene retención de líquidos, es posible que necesite comer menos sodio, ya que la sal estimula al cuerpo a retener agua. Además de dejar pasar el salero, evite los alimentos con alto contenido de sal, incluyendo los alimentos procesados y preparados, como las carnes, sopas y verduras enlatadas, las galletas saladas y los fiambres. Coma buenas cantidades de alimentos frescos porque contienen muy poco sodio. En lugar de agregar sal a su comida, pruebe con jugo de limón o pimienta negra para darle sabor.

Mariscos

Evite los mariscos crudos, que pueden ser portadores de una bacteria llamada Vibrio vulnificus que puede ser peligrosa para las personas con cirrosis. Si no está seguro de qué tan bien cocinados están los mariscos, no los coma.

Suplementos Alimenticios

Es muy importante que hable con su médico antes de tomar cualquier suplemento si usted tiene enfermedad hepática, incluyendo lo siguiente:

  • Antioxidantes. La evidencia preliminar sugiere que los antioxidantes, incluyendo la Vitamina E y el Selenio, podrían ayudar en el tratamiento de la cirrosis biliar primaria, una condición en la cual los conductos biliares del hígado se destruyen lentamente. Sin embargo, un estudio doble ciego controlado por placebo posterior no encontró beneficio de una combinación de vitaminas A, C, E, más selenio, metionina y coenzima Q10. Aunque no hay evidencia de que tomar estos suplementos ayude, usted puede aumentar la cantidad de antioxidantes que obtiene al comer muchas frutas frescas, verduras y granos enteros.
  • Vitamina E. La evidencia preliminar sugiere que la vitamina E, un antioxidante, puede ayudar a algunas personas con EHNA. En el estudio, las personas con EHNA recibieron ya sea 800 UI de un tipo específico de vitamina E, el medicamento para la Diabetes pioglitazona (Actos) o placebo. De las personas que tomaron vitamina E, el 43% mostró mejoría en todas las características de la EHNA excepto en la cirrosis. Se necesita más investigación. Usted no debe tomar vitamina E para la EHNA sin la supervisión de su médico.
  • Betaine. La betaína es un nutriente que reduce los niveles de homoCisteína en el cuerpo, que están asociados con la enfermedad cardíaca y son más altos en las personas con enfermedad hepática. Los estudios preliminares sugieren que la betaína podría ser útil para tratar la enfermedad hepática grasa no alcohólica y la cirrosis inducida por el alcohol. En un estudio, 10 personas con enfermedad hepática grasa tomaron betaina hasta por un año y tuvieron mejores pruebas de función hepática y una cantidad reducida de grasa y otros cambios en el hígado mismo. Se necesita más investigación, así que pregúntele a su médico antes de tomar betaina.
  • S-adenosilmetionina (SAMe). La SAMe, un antioxidante natural que está involucrado en muchos procesos químicos en el cuerpo, es mejor conocido por sus efectos antidepresivos. Pero también está involucrada en los procesos del hígado. Las personas con enfermedad hepática tienen niveles bajos de SAMe, y esto a su vez puede llevar a niveles bajos de glutatión, una sustancia que ayuda al hígado a eliminar las toxinas del cuerpo. Varios estudios muestran que tomar SAMe puede reducir los síntomas de la enfermedad hepática y normalizar los niveles de bilirrubina y enzimas hepáticas. Sin embargo, la mayoría de los estudios han sido pequeños y algunos han utilizado SAMe intravenosa (IV). Se necesitan más estudios para determinar qué beneficios podría proporcionar la SAMe. La SAMe interactúa con un número de medicamentos, incluyendo los antidepresivos recetados. Así que pregúntele a su médico antes de tomar SAMe.
  • Aminoácidos de cadena ramificada (BCAA). Los BCAA, que están involucrados en la síntesis de proteínas en el cuerpo, han demostrado ser prometedores en el tratamiento de la encefalopatía hepática, un trastorno cerebral causado por la acumulación de toxinas en la sangre. Algunos estudios sugieren que tomar BCAA puede ayudar a las personas con encefalopatía hepática crónica a mejorar las pruebas de función hepática y la capacidad motora. Sin embargo, no todos los estudios muestran un beneficio. Pregúntele a su médico antes de probar los BCAA.

Hierbas

El uso de hierbas es un método tradicional para fortalecer el cuerpo y tratar las enfermedades. Las hierbas, como los medicamentos, contienen sustancias activas que pueden desencadenar efectos secundarios e interactuar con otras hierbas, suplementos o medicamentos. Las mujeres embarazadas y lactantes nunca deben tomar hierbas o suplementos a menos que estén expresamente aprobados por sus médicos.

Las personas con enfermedad hepática deben ser particularmente cuidadosas porque el hígado procesa casi todo lo que usted toma. Por estas razones, usted debe tomar las hierbas con extremo cuidado, y sólo bajo la supervisión de su médico.

Bupleurum (Bupleurum chinense). La hierba china Bupleurum tiene propiedades antiinflamatorias y se ha utilizado históricamente para tratar trastornos hepáticos. En un estudio, una formulación que contenía Bupleurum pareció reducir el riesgo de cáncer de hígado en personas con cirrosis. El Bupleurum no es apropiado para mujeres embarazadas, personas con trastornos hemorrágicos, enfermedades autoinmunes, diabetes o personas que se someterán a cirugía.

La raíz de regaliz (Glycyrrhiza glabra) La raíz de regaliz se ha utilizado en la medicina oriental y occidental para tratar una variedad de enfermedades, incluyendo la enfermedad hepática. Algunos datos preliminares de investigadores japoneses sugieren que tomar glicirrizina (un componente activo de la raíz del regaliz) junto con cisteína y glicerina podría ayudar a reducir el riesgo de cirrosis si usted tiene hepatitis C. Sin embargo, la fórmula se administró por vía intravenosa (IV). No se sabe si tomar estas sustancias por vía oral tendría algún efecto. Se necesitan más estudios.

Las personas con presión arterial alta o las que toman esteroides, medicamentos hormonales, digoxina (Lanoxin), diuréticos (píldoras de agua) o anticoagulantes, como warfarina (Coumadin), no deben tomar regaliz. Las mujeres embarazadas y las personas con antecedentes de cáncer relacionado con las hormonas deben evitar el regaliz. Los hombres con antecedentes de problemas de libido o disfunción eréctil deben tener cuidado al tomar regaliz, al igual que cualquier persona que tenga problemas con sus niveles de potasio. Hable con su médico.

cardo mariano (Silybum marianum, estandarizado entre 70 y 80% de silimarina). El cardo mariano contiene componentes que pueden tener efectos similares a los del estrógeno en el cuerpo. Por lo tanto, las personas con antecedentes de afecciones sensibles a las hormonas deben usar el cardo lechoso con precaución. Las personas con alergias a la ambrosía pueden ser más propensas que otras a ser alérgicas al cardo lechoso.

La hierba se ha utilizado desde la época grecorromana para tratar problemas hepáticos. Varios estudios científicos respaldan este uso tradicional. Ellos sugieren que una sustancia en el cardo mariano (silimarina) puede proteger al hígado del daño causado por virus, toxinas, alcohol y ciertas drogas como el acetaminofeno (Tylenol). Sin embargo, la evidencia es más fuerte para algunas condiciones que para otras:

  • Los estudios son mixtos en cuanto a si el cardo mariano mejora las pruebas de función hepática o la tasa de mortalidad para las personas con cirrosis inducida por el alcohol.
  • Los estudios también son mixtos en cuanto a si el cardo mariano mejora las pruebas de función hepática o la calidad de vida de las personas con hepatitis B o C activa crónica.
  • El cardo mariano puede reducir el daño hepático causado por la intoxicación por hongos (debido a Amanita phalloides, o hongo del sombrero de la muerte).
  • El cardo mariano puede ayudar a proteger el hígado contra el daño causado por la exposición a toxinas industriales.
  • En una revisión integral de los estudios sobre el cardo lechoso realizados por la Agencia para la Investigación y la Calidad del Cuidado de la Salud de EE. UU. (AHRQ), el cardo lechoso mejoró la función hepática en personas con enfermedad hepática leve, pero fue menos efectivo para aquellas con enfermedad hepática grave, como la cirrosis.
  • Las personas con alergias a la ambrosía también pueden ser alérgicas al cardo lechoso.

Cordyceps (Cordyceps sinensis). Un tipo de hongo utilizado en la medicina tradicional china para apoyar al hígado. Estudios preliminares sugieren que puede ayudar a mejorar el funcionamiento del hígado y del sistema inmunológico en personas con hepatitis B.

Homeopatía

Aunque pocos estudios han examinado la efectividad de terapias homeopáticas específicas, los homeópatas profesionales pueden considerar remedios basados en su conocimiento y experiencia para reducir la adicción física al alcohol y ayudar a tratar la hepatitis. Antes de prescribir un remedio, los homeópatas toman en cuenta el tipo constitucional de una persona, incluyendo su constitución física, emocional y psicológica. Un homeópata experimentado evalúa todos estos factores al determinar el tratamiento más apropiado para cada individuo.

Los remedios que se pueden recomendar para el alcoholismo incluyen:

  • Nuez vómica
  • Estafilia
  • Belladona
  • Estramonio
  • Chelidonium
  • zincum
  • Carduus marianus

Los remedios que se pueden recomendar para la hepatitis incluyen

Otras Consideraciones

Si usted tiene cirrosis, su médico tendrá precaución al recetarle medicamentos debido a que muchos medicamentos causan complicaciones en personas con enfermedad hepática.

Hable con su médico antes de tomar cualquier hierba o suplemento si usted tiene enfermedad hepática. Se sabe que ciertas hierbas y suplementos dañan el hígado o causan complicaciones que afectan a las personas con enfermedad hepática, incluyendo.

  • Kava kava. Una hierba usada para la ansiedad y la tensión. Puede ser tóxico para el hígado y causar hepatitis grave e incluso insuficiencia hepática en altas dosis.
  • Vitamina A. En altas dosis puede ser tóxico para el hígado.
  • Muérdago (Phoradendron leucarpum).
  • Germano (Teucrium chamaedrys).
  • Arándano común (Berberis vulgaris).

Embarazo

Las mujeres embarazadas o en período de lactancia no deben usar cardo mariano ni regaliz.

Pronóstico y complicaciones

Las complicaciones de la cirrosis incluyen

  • Hipertensión portal, que es la acumulación de presión en la vena grande que suministra sangre al hígado
  • Várices esofágicas sangrantes, venas agrandadas en el extremo inferior del esófago que tienen tendencia a sangrar (causadas por la hipertensión portal)
  • Encefalopatía hepática (un trastorno cerebral causado por la acumulación de toxinas), que causa olvido y confusión mental; puede llevar al coma
  • Ascitis o retención de líquido abdominal y Peritonitis bacteriana (infección del líquido)
  • Septicemia, una reacción del sistema inmunitario potencialmente mortal a una infección generalizada que se ha diseminado al torrente sanguíneo
  • Cáncer de hígado
  • Insuficiencia renal
  • osteoporosis
  • Resistencia a la insulina
  • Infecciones bacterianas

La cirrosis puede ser grave y potencialmente mortal, especialmente si usted continúa bebiendo alcohol. El pronóstico de la cirrosis depende de la etapa. La buena noticia es que con una dieta adecuada, control médico y evitar el alcohol, usted puede disminuir drásticamente la tasa de progresión del daño hepático.



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